Smart city, un nuevo modelo de ciudad

El concepto de smart city se ha puesto de moda sobre todo en los últimos años. El problema surge de la concentración de población en lugares concretos. Esto se debe a las oportunidades laborales, que cada vez se enfocan de forma más aguda en ciudades concretas de cada país. Por eso, las soluciones estructurales en vertical, como los aparcamientos en altura, son una de las principales estrategias en ciudades grandes.
1. Las ciudades crecen
El problema no es que la población aumente, sino en dónde lo hace. En la actualidad, las personas están yendo a buscar oportunidades laborales a ciudades grandes, desarrolladas y con mucha proyección en empleabilidad de diferentes sectores. Es por esta razón por las que son pocas las ciudades que realmente sufren un gran aumento de la población, mientras que las medianas y pequeñas, como el medio rural, se vacían.
Aunque todas las ciudades crecen, las que lo hacen más rápido son las que más soluciones en altura necesitan. El objetivo de este tipo de estrategias urbanísticas es conseguir que más personas puedan habitar en el mismo espacio. Muy en contra de las ciudades en extensión de Inglaterra, por ejemplo. Acorde con esta idea, se encuentran los modelos de parking en altura o los edificios de muchas plantas y plazas por nivel.
2. Evolución y tecnología en las ciudades
Es una obviedad que los modelos arquitectónicos de los planos de las ciudades se han quedado obsoletos para las necesidades existentes en nuestros días. Por supuesto, los diseños urbanísticos fueron pensados en su primer momento para sus fundaciones. Sin embargo, las necesidades económicas, laborales y de comercio de entonces no son las que se desarrollan en la actualidad cada día. Por eso, es preciso organizarlas de nuevo.
La Unión Europea determinó unos objetivos para ciudades inteligentes que deberían estar cumplidos para el año 2020. Se basaban en la necesidad de adaptar las ciudades a los requisitos de comodidad de los ciudadanos. Para ello, eran necesarias ciertas infraestructuras que permitiesen ofrecer modelos inteligentes de disponibilidad del espacio urbano. Además de perseguir unos objetivos ecosostenibles.
Entre estas metas ecológicas se establecieron varios umbrales para alcanzar consumos respetuosos con el medio ambiente. Entre ellos, un ahorro energético del 20 % en la urbe. Otro 20 % menos de gases que provocan efecto invernadero, contribuyendo a la reducción de emisiones al planeta. Y, por último, otro 20 % de aumento de uso de energías renovables. Todos estos puntos positivos mejoran la calidad de vida en la ciudad.
La introducción de energías limpias en la ciudad inteligente permite, además, que el propio consumidor sea generador de energía renovable. Esto funciona mediante un sistema que se conoce como generación distribuida. Gracias a él, se puede integrar un coche eléctrico o híbrido y también se puede contar en las casas con generadores de electricidad inteligentes. Estos pequeños contadores de electricidad inteligentes permiten controlar el consumo en el hogar. Posibilitan, por lo tanto, un consumo más sostenible.
Por otra parte, las redes y los sensores inteligentes de las ciudades también hacen posible que se realice una gestión de la energía de forma nueva. Esto tiene dos puntos a favor. Por una parte, se mejora en gran medida la calidad del servicio ofrecido, sin que esto repercuta de forma negativa en el usuario, que no ve menguadas sus capacidades de vida ni sus comodidades energéticas. Pero, por otra parte, también se le hace partícipe, logrando que no solo consuma de forma más sostenible, sino de un modo mucho más consciente.
3. Eficiencia: una necesidad en las smart cities
La eficiencia energética es, como se ha visto, un aspecto clave en los acuerdos políticos. Se buscan unas ciudades más limpias y menos contaminadas, en donde la población viva en mejores condiciones de salubridad y con los máximos servicios que sean posibles. Para ello, ya hay modelos de energía eficientes que se están poniendo en marcha en ciudades y en donde, además, el reconocimiento se ha dejado notar.
Una de estas ciudades es Bilbao. Esta urbe se encuentra entre las cinco smart cities más inteligentes de todo el Estado español. Otras ciudades de Euskadi como San Sebastián o Vitoria-Gasteiz también están trabajando a favor de convertirse y ser consideradas como buenas ciudades ecosostenibles, siguiendo (por supuesto) el modelo de Bilbao.
Otras ciudades en las que se están llevando a cabo proyectos de smart cities son Barcelona, Gijón, Zaragoza, Santander o Madrid. Todas estas iniciativas, a las que con total seguridad se van a sumar muchas más ciudades, impulsan el crecimiento urbano. Además, esta progresión es buscada para emerger de una forma concreta: sostenible, teniendo en cuenta la economía y sin dejar atrás las necesidades y la prosperidad de los habitantes ciudadanos.
Conviene que se tenga claro que la cuestión política es la clave para cambiar la forma de entender las ciudades, adaptándose a las estructuras y necesidades actuales y mejorando los aspectos conflictivos antes de que lleguen los problemas. Para ello, están a la disposición de las personas encargadas de gestionar las ciudades de forma inteligente todos los datos que se deben conocer para contribuir a una ciudad eficiente.
Así, se puede apostar por edificios más sostenibles; trabajo con menor impacto medioambiental; movilidad más eficiente y menos contaminante; servicios públicos de calidad y sin generación de contaminación, e información pública para que haya mucha implicación ciudadana en el nuevo y mejorado modelo de ciudad. Sin embargo, la meta no es su construcción, sino la eficiencia en su mantenimiento.
La idea de las smart cities es proporcionar facilidades y mejoras en la vida de todos los ciudadanos en diferentes niveles: con programas sociales, con preocupaciones por el medioambiente y soluciones para mejorar los problemas de contaminación, con mejores energías y usos de agua, con facilidades para el uso de transporte sostenible, con educación más inteligente y mejor aprovechada, o con asistencia sanitaria acorde a las necesidades reales de la población.
Sin embargo, ser considerada una ciudad inteligente con categoría smart es algo que se debe trabajar después de haber conseguido ese reconocimiento. La idea de equilibrar una estructura que permita gestionar una ciudad inteligente es esencial, pero el compromiso político y de las organizaciones tiene que ir más allá, permitiendo que las gestiones continúen en funcionamiento de manera sostenible.
Por eso, la apuesta por este tipo de ciudades debe pensarse como un progreso, no como una meta. En realidad, no se consigue ni se alcanza esta meta nunca, sino que es un funcionamiento continuo de ecosostenibilidad y en busca del permanente beneficio de los habitantes que hay en ella. Por eso, además, también es importante tener en cuenta a los posibles nuevos habitantes que reciba la ciudad.
Este último aspecto es importante sobre todo cuando esta está en crecimiento masivo. Son los casos de ciudades como Madrid o Bilbao, con oportunidades laborables constantes y en todos los sectores. Al ser unas urbes que atraen a tanta población joven, esto implica que la adaptabilidad y flexibilidad de la eficiencia generada en el proyecto inicial tienen que ser totales. Hay continuos cambios, que forman parte del concepto smart: debe ofrecerse lo que se necesita para el momento que se necesita.
4. Soluciones para crear una smart city
Existen cada vez más soluciones para mejorar en salud ambiental teniendo en cuenta la sostenibilidad de las ciudades. En términos generales, los planes se basan en un estudio pormenorizado de los datos que se tienen. A partir de ellos, se generan y proyectan las gestiones de agua y de residuos, la calidad del aire, la economía circular que hay alrededor de todas las necesidades de los ciudadanos, etc.
Cualquier solución a favor de la sostenibilidad de una ciudad tiene que ver proyectados sus objetivos hacia un futuro. En este, las mejoras y proyecciones del plan deben ser cada vez más exigentes, sin olvidar la adaptabilidad que deben tener para poder amoldarse a las nuevas necesidades que se creen entre la ciudadanía. Se trata, por lo tanto, de hacer planes de transición hacia el futuro de una ciudad mejor, con soluciones inteligentes y eficientes.
Reducción de gases contaminantes
Si se quiere ir paso a paso, se puede empezar por cumplir la reducción de gases contaminantes expulsados a la atmósfera. Esto es una necesidad que se hace patente gracias a la ciencia, que demuestra que el cambio climático es una realidad y que el aumento de la temperatura está descongelando los polos.
Por lo tanto, es una exigencia, a la que se debería hacer caso desde todas las ciudades, la de ponerse en marcha para mitigar lo máximo posible el impacto ya generado y trabajar para que los recursos del futuro sean lo menos perjudiciales que sea posible. Las autoridades locales y la ciudadanía pueden impulsar energías limpias o carbono neutral.
Uso de materiales reciclables y biodegradables
El compromiso con el medioambiente no tiene que realizarse solo desde el punto de vista de fabricación y producción. Es necesario que las autoridades competentes ofrezcan ejemplos de reciclaje y reutilización para darles más usos a los recursos y para crear nuevas vidas con cero residuos. El objetivo con la reutilización de recursos para reducir cero papel y emisiones es también una meta educativa.
Para la reutilización y la puesta en circulación de estas ideas de las que también pueden ser partícipes todos los ciudadanos, se puede echar mano de ejemplos que han triunfado en otros lugares del mundo. Silicon Valley es un ejemplo, pero París también se planteó un serio objetivo para el año 2050 y muchas otras zonas, como Bilbao o Barcelona, ya están viendo sus resultados y continúan trabajando en sus mejoras.
Información en masa a la ciudadanía
Otro gran impulso viene de la mano de la información masiva. Esta se puede dar sobre los cambios que se han realizado y sobre la necesaria colaboración por parte de los ciudadanos. Es importante que se invierta en este factor, dado que el gran paso a favor de una ciudad inteligente con certificación Smart es de continuidad. Por lo tanto, el papel de los ciudadanos es esencial.
Solo se va a conseguir la eficiencia urbana con los habitantes concienciados y educados sobre los proyectos sostenibles que se realizan en la ciudad en la que viven. Por esta razón, es fundamental para todos los proyectos para ser smart contar con un presupuesto dedicado de manera íntegra a la información y la educación. No solo servirá para educar en materia de sostenibilidad, sino para resolver posibles dudas y atisbar posibles problemas.
5. Los parkings de Anrotech
Anrotech es una empresa que está muy concienciada con los proyectos de ciudades inteligentes. Por esta razón, apuesta por este tipo de ciudades, ofreciendo un aparcamiento en altura adaptado a la necesidad de cada lugar. Los parkings verticales no solo permiten que muchos más coches puedan ser aparcados en los mismos metros cuadrados, sino que, además, son gestionados con energías renovables o limpias.
Otra gran apuesta de los aparcamientos sostenibles de Anrotech es el uso de vehículos eléctricos y edificios aledaños. Ser usuario de uno de estos aparcamientos permite contribuir a la remodelación urbana sin un impacto paisajístico y con una eficiencia casi inmejorable, teniendo en cuenta el servicio que ofrecen.
De hecho, este tipo de zonas de estacionamiento están de moda y son cada vez más instaladas en todas las ciudades importantes del mundo. Para ofrecer un ejemplo práctico, en un aparcamiento para 240 vehículos hay 870 metros cuadrados de placas solares, 500 paneles fotovoltaicos y 6 coches eléctricos. Esto supone un ahorro en emisiones de dióxido de carbono de 255 toneladas y un pico de potencia eléctrica de 147 840 W.
Conocer las posibilidades que existen con los nuevos modelos de smart city se vuelve una tarea primordial a la hora de adaptarse a las recientes necesidades. El éxodo rural y la concentración en masa en puntos concretos de ciertas ciudades lleva a que se plantee la necesidad de nuevas estrategias urbanas para que toda esa población tenga cabida. En estas adaptaciones, el parking en altura es una de las principales pericias estructurales.